Lujo doméstico


   Quienes me seguís por el blog y por las redes sociales ya sabéis cómo cuido mi piel y, también sabéis, que la limpieza es uno de los pasos más importantes. Lo he dicho siempre: sin una buena puesta a punto de la piel, de nada servirán los tratamientos súper buenos que luego utilicemos porque no van a penetrar debidamente y, además, no van a conseguir el efecto que estos prometen. Sí, así como lo leéis, por lo que antes de maldecir sobre esa crema que prometía tal y cual efecto, pararos a pensar si los pasos anteriores los estáis haciendo bien y a conciencia.
   Para mí, atrás quedaron las noches de adolescencia y juventud en las que volvía de fiesta y me iba a dormir sin desmaquillar. Vale, quizás ahora haya alguna de esas noches pero os aseguro que no son más de tres al año, lo prometo. Para mí es súper importante irme a dormir con la cara totalmente limpia y con mis tratamientos de noche realizados y ya no os digo lo que lo nota mi piel si la limpio a conciencia nada más levantarme para así quitar los excesos de los productos aplicados durante la noche.
   Son solo 5 minutos, 5 minutos para ti, para tu bienestar, para sentirte bine y estar radiante.
   Y sí, tienes esos 5 minutos y, si quieres, 8 o 10 también, solo que pensamos en el proceso de limpiar paso por paso y nos da pereza porque parece que nos vayamos a pegar una eternidad y no.
   A mí, al principio, me pasaba eso, hasta que me di cuenta de que ese pequeño rato era un momento para mí, para mi bienestar (y no solo de la piel, sino también mío), para despertarme por las mañanas y relajarme por la noche y, así, esta rutina se tornó en algo totalmente diferente.
   Yo soy de las que limpia a conciencia su piel y disfruto. Por eso, desde hace tiempo vengo practicando la doble limpieza que tan de moda está y, a veces, incluso triple. Comencé haciéndolo con agua toallitas desmaquillantes y bálsamo limpiador. Y ahora utilizo además agua micelar.
   Últimamente estoy utilizando el agua micelar de La Roche-Posay para completar los productos de los que ya os he hablado en anteriores ocasiones, y funciona fenomenal. Disuelve los maquillajes, incluso los waterprof.
   Después de desmaquillarme aplico el tónico y resto de tratamientos, pero os aseguro que con la limpieza, estoy un ratito hasta que hago la prueba del algodón y este aparece sin ninguna impureza.
   Por la mañana no suelo hacer la doble limpieza porque la piel no tienen maquillaje, pero por la noche sí. Voy alternando entre agua micelar (para mí es comodísimo para quitar el maquillaje) y el bálsamo que no deja la piel pringosa, es todo lo contrario.
   Lo dicho: tomaros ese ratito como un momento para vosotras. Cerrad  la puerta del baño, con música relajante, o sin ella, y a desconectar. Quizá si os lo empezáis a hacer así, lo hacéis de manera más gustosa, ya me contaréis.
   Os dejo algunas fotos más de este agua micelar y espero que si tenéis cualquier duda me preguntéis, ya sabéis que me encantan estos post de belleza.
   Un beso,
   Patricia




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