Juego de opuestos en Alcalá de Henares


   Aunque parece que la situación que estábamos viviendo iba mejorando, ahora hemos dado unos pocos pasos hacia atrás y yo sigo sin decidirme a viajar. Por este motivo, prefiero seguir viajando desde el sofá de casa, recuperando fotos de viajes anteriores y, cuando me sienta segura, volveré a viajar como hacía antes.
   Hoy volvemos a visitar Alcalá de Henares, seguimos en el interior de su catedral, y hoy vamos a visitar la tumba de Alfonso Carrillo de Acuña, importante prelado de la Castilla del siglo XV.
   Alfonso nació en Carrascosa del Campo, era hijo de Lope Vázquez de Acuña, máximo responsable del Concejo de la Mesta, primer señor de Buendía y Azañón y descenciete de una familia de nobles portugueses y de Teresa Carrillo de Albornoz, señora de Paredes, Portilla y Valtablado. En cuanto a su familia materna era de ascendencia eclesiástica, lo que hizo que su educación se desarrollase bajo la influencia de su tío el cardenal Alonso de Carrillo.
   Cuando su tío falleció en 1434, recibió el cargo de protonotario apostólico del papa Eugenio IV, accedió al Consejo Real de Juan II y fue enviado como embajador del rey al Concilio de Basilea. Tardó en volver 16 años a Castilla y lo hizo como obispo de Sigüenza.
   En 1140, el atipapa Félix V lo nombró cardenal y en 1446 fue nombrado arzobispo de Toledo, convirtiéndose en el primado de los obispos de Castilla. Por este motivo, su influencia política en el reino de Castilla durante los reinados de Juan II, Enrique IV e Isabel I fue enorme.
   Cuando en 1453 ejecutaron a Álvaro de Luna, favorito del rey Enrique IV, Carillo apoyó a su sobrino Juan Pacheco quien desempeñó misiones diplomáticas para él ante Francia, lo que le dio un gran poder, incluso mayor que el de muchos nobles. Pero su codicia y ambición le llevaron a enfrentarse al rey, lo que hizo que decidiese cambiar de favorito, alejando a Pacheco y uniéndose a Beltrán de la Cueva y sus aliados los Mendoza, acérrimos enemigos de Carrillo.
   A partir de 1462, Carrillo fue el principal instigador de un bando de nobles castellanos que querían destronar al rey y sustituirle por su medio hermano, el infante Alfonso. Esto originó una larga y cruenta guerra civil en Castilla que llevó a Isabel a ser la pretendiente al trono ya que el infante falleció envenenado, probablemente, por el marqués de Villena. El arzobispo Carrillo fue el consejero de Isabel y junto con Pierres de Peralta, su consuegro, desempeñaron un papel importantísimo en el acuerdo de matrimonio con Fernando de Aragón, en octubre de 1469.
   Cuando Enrique IV falleció en diciembre de 1474, los Reyes Católicos se hicieron con el poder y rápidamente chocaron sus intereses. Carrillo no aceptaba el tratamiento autoritario de estos pero además, Pedro González de Mendoza, viejo enemigo de Carrillo, fue nombrado canciller del reino y cardenal, algo que él quería conseguir y por lo que había luchado. Esto provocó un enfrentamiento con Mendoza.
   Finalmente, Carrillo se alió con el rey de Portugal que apoyaba los derechos al tono castellano de su sobrina Juana contra Isabel la Católica. Los Reyes Católicos derrotaron definitivamente a los portugueses y obligó a Carrillo a someterse y aceptar guarniciones reales en todas las fortalezas que controlaba, para poder continuar como arzobispo de Toledo.
   Finalmente murió semipreso en su Palacio arzobispal de Alcalá de Henares el 1 de julio de 1482, fue enterrado en el monasterio de Santa María de Jesús, pero tras la desamortización, sus restos fueron trasladados a la actual Catedral de los Santos Niños Justo y Pastor, donde lo encontramos ahora.
   Feliz semana.
   Patricia 










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