Ciudad Encantada

   Recuerdo casi exactamente el momento en el que escuche por primera vez que alguien había visitado la Ciudad Encantada de Cuenca, era pequeña y yo me imaginé una ciudad que estaba encantada, en la que había brujas y brujos, hadas, gnomos, unicornios... lo que suele haber en las ciudades encantadas.

   Qué sorpresa más desagradable me llevé cuando me explicaron que ni era ciudad ni estaba encantada, imaginaros el disgusto que eso me ocasionó pero aún así yo quería visitarla a ver si le encontraba el encanto por algún sitio.
   Lo cierto es que a mí eso de caminar por el monte no me gusta nada pero de vez en cuando lo hago porque no sé las sorpresas que puedo llegar a llevarme, yo me sorprendo bastante porque aunque crea que ya lo se todo o que ya no me van a dar ninguna sorpresa más llega alguien o algo que me deja la boca abierta como un pan.
   La sorpresa que me llevé con la Ciudad Encantada, además de lo bonito y curioso que es el paraje fue la distancia de Cuenca a la Ciudad Encantada; cuando salí de Cuenca ponía que había 25 kilómetros (o algo así) pero es que 25 kilómetros seguía poniendo en las indicaciones de la carretera que quedaban 25 kilómetros. Lo cierto es que no se si elegí el camino más largo o las indicaciones estaban mal pero deberían ponerlas correctamente ya que los que queramos iremos a visitarla igualmente haya 25, 250 o 2500 kilómetros de distancia.
   Aunque yo tuve una experiencia regular con la distancia, la suerte es que llevaba el depósito lleno, os recomiendo que la visitéis ya que me parece un lugar fabuloso para descubrir e intentar adivinar los secretos que esconden las rocas y donde pasar un día o varios.
     Un beso,







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